(Estas letras que siguen están destinadas a que conozcas mejor este sitio. A que lo visualices y conectes con lo que hay aquí para ti…Puedes leerlas todas, como si fuera un relato, o deslizarte por las destacadas en negrita para acercarte sin entrar del todo.)
Hola, esto es ¡Ablana Cosmética!
Imagina una cabaña: una de piedra y madera, rodeada de montañas, de campos llenos de flores, de plantas aromáticas, de árboles centenarios y de miles de trinos…
Una sencilla cabaña, con las puertas abiertas y vistas a un paisaje verde donde, muy cerca, pacen tranquilos dos caballos y dormita un perro despeinado…
¿Lo tienes? Pues… aquí es. ¡Bienvenida!

¿Qué te ha traído hasta este pequeño claro en el bosque asturiano?
Nuestra especialidad es sencilla: elaborar cosmética 100% natural, ecológica y artesana
Nada más. Aquí se cocinan recetas cosméticas, sin artificios. Esa es la esencia de este lugar.
Aceites, champú, sueros y cremas. Cosmética para usar todos los días. Con interesantes propiedades para obtener una piel, un pelo y un planeta más bellos.
Y como jamás usamos nada que no proceda de la naturaleza, aquí dentro huele a rosas silvestres, a caléndula, a lavanda, a avellana y a llantén.
El compromiso de este espacio lleva escritas (en mayúscula) las palabras RESPETO Y CONSCIENCIA
Aquí los esfuerzos de cada día se enfocan en ilusiones de una vida sencilla.
¿Cuáles? Poner en valor la enorme variedad de beneficios que las plantas y la naturaleza esconden…Elaborar con las manos, con mimo y con consciencia, cosmética de uso diario libre de sustancias perjudiciales.
Dar a conocer el enorme poder del aceite de avellana para sanar y equilibrar la piel…
Habitar la Tierra de forma sostenible… vivir conectando más con la naturaleza, observándola, cuidándola y aprendiendo de ella…

¿Quieres que te cuente de dónde nace Ablana Cosmética?
Es un relato sencillo. Un cuento, aún sin final, que puede tener varios comienzos…
Por ejemplo, podría comenzar esta misma mañana, bien temprano, con el sol desperezándose en el cielo y con una mujer menuda atravesando despacio un bosque: no parece tener prisa. Camina lento, sonriendo, observando admirada y satisfecha todo lo que se mueve y respira a su alrededor… tras un trecho, se detiene ante una enorme mata de ortigas, se agacha frente a ellas, cerrando los ojos unos segundos y, después, comienza a recolectar con cuidado tallos de la planta… En su periplo también recoge flores: naranjas y redondas, amarillas y finas… crecen por las orillas del bosque, salpicándolo de color y aromas… y ella escoge muy bien cuáles recolectar, para que nunca se terminen…

Otro principio posible para esta historia sería viajando al pasado: en él hay una niña de ojos enormes y curiosidad infinita. Está encerrada en un baño de azulejos color azul, jugando a rellenar botes vacíos con agua. Luego, dentro de ellos, va colocando flores, pétalos, hojas y piedras: son los tesoros que ha recolectado en su excursión de la mañana al parque. Y ahora, ya en casa y con enorme concentración, elabora pócimas mágicas, perfumes y ungüentos con ellos… es una niña distinta, que lejos de soñar con ser princesa sueña con convertirse en bruja: una buena y sabia, habitante del bosque, capaz de hablar con los animales y de hacer hechizos botánicos.

Un tercer posible inicio de esta historia sería hablando de una bióloga: una enamorada de la fauna y la flora que compagina trabajos de campo y de laboratorio. Le va bien, porque ama la naturaleza y poder trabajar en ella, pero siente que le falta algo: como un vacío que no se rellena nunca. En su tiempo libre, investiga acerca de las propiedades de los ingredientes naturales y sus usos, sintiéndose cada vez más conectada con la Tierra y más motivada a buscar maneras de vivir más naturales, sostenibles, saludables y respetuosas con el planeta…

Varios inicios para una misma historia. Todos ciertos.
Y en todos ellos aparezco yo:
Soy la mujer que camina por el bosque recolectando plantas y flores silvestres. Soy la niña que elabora pócimas con flores en el baño. Soy la bruja buena que esa niña soñaba ser. Y soy la bióloga apasionada de la naturaleza a la que le faltaba algo para estar en paz…
Me llamo Celia. Me dedico a elaborar productos de cuidado personal de manera artesanal, con ingredientes naturales y ecológicos y con el aceite de avellana como protagonista.
Soy las manos, el tiempo, el cariño y el esfuerzo que hay tras Ablana Cosmética.

Este lugar es mi sueño, mi forma de vida, mi manera de aportar un grano de arena a un mundo más limpio, ético y conectado, mi forma de difundir las enormes ventajas de la cosmética natural y ecológica…y mi remanso de paz y calma.
Te doy las gracias por pasarte a conocerlo y te invito, de corazón, a que busques dentro de él y conozcas mejor todas mis elaboraciones cosméticas.
A veces (la mayoría) sólo necesitamos naturaleza y cariño para estar mejor. Y de eso, por aquí, tenemos a montones.
Me llamo Olaya, te conocí éste verano en el mercadillo de Santa Olaya. Compré tus productos y me encantaron. Mil gracias por todos ellos y enhorabuena :))
¡Hola Olaya! Qué ilusión volver a encontrarnos por aquí. Gracias por tu comentario, me alegro mucho que te gustaran los productos. Un abrazo muy fuerte!
Hola Celia, todos los productos son maravillosos de ( poner cara de maravillada), grcias por tu buen hacer y seguir con perseverancia tus ideas. Besotes de Irene.
Gracias Irene!!! Eres un sol! Un abrazo muy fuerte
Hola Celia, soy Irene. todos tus productos( los que he probado), me gustan, siempre repito, pero éste que tengo delante de mí CREMA DE MANOS, lo uso a diario y varias veces. Te doy las gracias por ser una creadora infatigable.
Gracias Irene! Eres un amor!
Me da enorme gusto leerte Celia y ratificar todo lo que escribes… te recuerdo con cariño por tu paso por esta tierra mágica de los mayas y la península de Yucatan … tus visitas a comunidades apartadas y enseñar a aquellas personas desde preparar una rica mermelada de pitahaya hasta temas más íntimos … te mando un cariñoso saludo
Qué alegría tan grande leer tu comentario amigo, y que sorpresa. Yo también te recuerdo con infinito cariño y agradecimiento por toda tu ayuda en el tiempo que estuve en esas bellas tierras. Pocas personas tan generosas y de tan buen corazón como tú he conocido en mi vida. Espero que estés de maravilla y te mando un abrazo muy fuerte desde las montañas asturianas.