Nos enfrentamos permanentemente a una contradicción: por un lado oímos que muchos productos en el mercado son potencialmente perjudiciales y, por otro, vemos que se utilizan aparentemente a diario sin problema.
Vamos a empezar con optimismo: los productos naturales de cuidado personal tienen innumerables beneficios, son infinitamente más efectivos que los convencionales y, por suerte para todos, son cada vez más asequibles y fáciles de encontrar.
Los excipientes, que se utilizan para transportar los ingredientes activos, son los ingredientes más abundantes en un cosmético. Sin embargo, la mayor eficacia de un cosmético natural se debe a que, mientras que en los cosméticos convencionales los excipientes suelen ser grasas derivadas del petróleo, en los cosméticos naturales los excipientes por si mismos ya ejercen un beneficio en la piel, hidratándola y nutriéndola.
Por ejemplo, es la diferencia entre utilizar como excipiente aceite de almendras o parafina. Mientras que el primero es de origen natural y beneficioso para la piel, la parafina únicamente actúa como vehículo de los principios activos que, además, suelen ser muy escasos. Por si fuera poco, la parafina y otros excipientes frecuentemente utilizados, aunque dan un aspecto hidratado a la piel, en realidad taponan los poros y son poco recomendables.

¿Nunca has notado que cuanta más crema te aplicas, antes se seca tu piel?
El aspecto hidratado que proporcionan los derivados del petróleo suele durar poco.
Esto ocurre porque las sustancias humectantes añadidas en exceso dan un aspecto hidratado al principio, pero después absorben la propia humedad de la piel. De esta forma, tenemos que estar constantemente aplicando la crema, mientras que si utilizamos productos naturales una sola aplicación mantiene la piel hidratada más tiempo. Por lo tanto, cunden más y, aunque la calidad de sus ingredientes hace que su precio sea más alto, a la larga suponen un ahorro.
Los cosméticos naturales, además, son cómodos de aplicar. Sus ingredientes tienen gran afinidad por la piel y son absorbidos fácilmente, dejando un tacto suave. Después de un tiempo usándolos nos acostumbramos a sus aromas naturales, y los perfumes artificiales de los cosméticos convencionales empiezan a resultarnos desagradables. Por eso, muchas personas que se pasan a los productos naturales para evitar exponer su piel a tóxicos, se sorprenden al comprobar que son mucho más efectivos y les hacen sentir mejor.
Por supuesto, un motivo de peso para elegir los cosméticos naturales es la cantidad de sustancias potencialmente peligrosas que evitamos. Aunque las autoridades sanitarias garantizan la seguridad de los cosméticos, numerosos colectivos consideran que muchos ingredientes utilizados en cosmética convencional deberían estar prohibidos. Y es que, aunque su uso puntual no supone un perjuicio para la salud, su uso continuado hace que se acumulen y causen problemas, por lo que poco a poco se están retirando del mercado.
En el siguiente resumen del proyecto Ecoestética de la asociación Vida Sana hay una relación exhaustiva de distintos grupos de ingredientes a evitar:
Además, la aplicación para móvil INGRED te informa de la seguridad de los ingredientes de cosméticos y alimentos simplemente haciendo una foto a las etiquetas.
Por último, pero para nosotras lo más importante, la producción de cosmética natural pasa por reducir el impacto sobre el medio ambiente, ya que sus ingredientes deben haber sido extraídos o elaborados con prácticas no contaminantes. Por lo tanto, si nos pasamos a este tipo de productos estaremos reduciendo nuestra huella ecológica.
Comprueba tu misma la diferencia. No se trata de pasar de la noche al día a utilizar solo productos naturales. Empieza poco a poco y, cuando te quieras dar cuenta, habrás disfrutado tanto del descubrimiento que habrás renovado por completo tus hábitos. Con ese pequeño gesto, habrás ganado en calidad de vida, estarás previniendo múltiples problemas de salud y evitarás un impacto considerable en el planeta.
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